En
el año 1565 se daba por finalizado el retablo mayor de la
iglesia parroquial de San Bartolomé en Aldeanueva de Ebro, una
imponente obra de madera de roble y nogal que con sus 12,20 metros
de alto por 8,50 metros de ancho venía a cubrir el amplio
presbiterio de la dicha iglesia. Desde entonces, el retablo salido de
las manos de Arnao de Bruselas y de Pedro Troas, por
su grandiosidad e indudables valores artísticos, ha despertado
la admiración de todos cuantos lo contemplan.
Con
la finalidad de explicar y ayudar a ver el retablo, para que todos
los que nos acerquemos a el podamos disfrutar de una forma completa
de la contemplación de este conjunto artístico, María
Pilar Gutiérrez Sáinz ha escrito el libro El retablo deAldeanueva de Ebro (La Rioja) que acaba de ser publicado por la editorial Siníndice.
El
libro, escrito con un lenguaje sencillo y accesible a todos los
públicos, va desgranando cada uno de sus detalles artísticos,
constructivos y lingüísticos, facilitando al observador
la comprensión y valoración de esta hermosa obra de
arte.
A
lo largo de sus 75 páginas, Mapi Gutiérrez nos va
introduciendo en la complejidad de esta obra, desde su autoría,
materiales empleados y modo de ejecución, hasta la descripción
pormenorizada de cada uno de sus detalles.
Así
sabemos que el armazón del retablo está hecha de roble,
una madera de gran dureza y resistencia que permitió crear una
estructura firme, fuerte y resistente. Por su parte las tallas están
realizadas en madera de nogal, muy apreciada por su color y su
facilidad para trabajarla.
Autoría del retablo
De
la ejecución del retablo se encargaron Arnao de Bruselas y
Pedro de Troas.
El
escultor Arnao de Bruselas desde su taller en Logroño ,
y ya en la madurez de de su trayectoria -morirá el mismo año
1565- se encargó de realizar las cuatro escenas que conforma
la predela del retablo y una quinta escena no especificada en los
documentos, pero que según la investigación realizada
por la propia Mapi Gutiérrez corresponde al calvario que
culmina el retablo.
Por
su parte Pedro de Troas, o más bien este escultor junto a los
miembros de su taller, materializaron el resto del retablo, para lo
que sería necesario que se instalase con sus oficiales
temporalmente en Aldeanueva de Ebro.
El
coste del retablo ascendió a 4456 ducados, de los cuales 4150
recibió Pedro de Troas y los restantes 306 Arnao de Bruselas.
Durante
178 años el retablo conservó el color natural del
nogal, para ya entre los años 1743
y 1746 ser sometido al laborioso y costoso proceso de su dorado y
policromado, de manos del maestro dorador José Bravo a quien
se le encargó la obra por el primor con el que trabajaba, como
ya había demostrado en la policromía del retablo mayor
de la catedral de Calahorra.
Estructura del retablo
El
retablo está compuesto por una predela, tres cuerpos de cinco
calles y un ático de tres calles, rematado por tímpano
triangular.
La predela, base del retablo esta compuesta por cuatro relieves en los que se representa la Anunciación de Virgen, la adoración de los pastores, la adoración de los reyes magos, y la presentación del niño Jesús en el templo.
El
primer cuerpo recoge los últimos momentos de la vida de Jesús,
como el lavatorio de los pies de los apostoles por Jesús, la
última cena, la oración del huerto y el prendimiento de
Jesús.
El
segundo cuerpo está dedicado al titular de la iglesia, San
Barlomé, con una escultura majestuosa de este apostol, que se
ve flanqueda por cuatro escenas de su vida: su jucio ante el rey
Astiages, la conversión del rey Polimio, la condución
de San Bartolomé al martirio, y finalmente su martirio.
El
tercer cuerpo está dedicado a la Virgen, con una hornacina
central en la que se aloja el imponente grupo escultórico de
la Ascensión de la Virgen. A sus lados se relatan episodios
de la vida de la Virgen.
El
ático del retablo está compuesto por el calvario o
crucifixión de Jesús, flanqueado por la representación
del vía crucis y la piedad o representación de la
Virgen con Jesús muerto.
El
retablo está coronado por la imagen de “Dios Padre” con
una mano en actitud de bendición y sosteniendo en otra la
esfera del mundo.
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