Reproduzco el debate
seguido en el Grupo Aldeanueva Historica creado en Facebook por José
Luis Gómez Urdañez, catedrático de historia
moderna, dentro del proyecto que dirige para investigar el pasado histórico de Aldeanueva y escribir un libro sobre su historia.
En este debate el doctor
Gómez Urdáñez nos explica la naturaleza de las
relaciones laborales del campesinado en la Edad Moderna, sus formas
de resistencia y reacción, el papel de los líderes en
los movimientos sociales y nos expone un esquema teórico que
nos ayuda a entender tanto las luchas jornaleras del siglo XVI como
las del siglo XX.
Miguel Ángel
del Prado: David Alonso García
en “Indignados del siglo XVI” analizó las
semejanzas y diferencias entre el movimiento del 15-M y el de los
comuneros en el siglo XVI. Para David Alonso trazar comparaciones
entre fenómenos históricos separados en el tiempo puede
llevar a entender mejor su espíritu. El espíritu y el
objetivo de las ordenanzas del siglo XVI sobre jornaleros de Calahorra
es claro: contención salarial y limitación de los
derechos de los jornaleros como vía para asegurar la
rentabilidad de las explotaciones agrarias de los labradores
calagurritanos ¿encontráis alguna semejanza con las
regresivas reformas laborales del sigloXXI?.
José Luis Gómez
Urdañez: Es muy difícil salir bien librado del ejercicio de comparar periodos históricos. En el siglo XVI, las relaciones laborales son impuestas
por los concejo locales. La comunidad local se autorregula, pero
aceptando el marco tardofeudal, es decir, la prevalencia de los
privilegios. Por eso es tan importante ser hidalgo, salir del mundo
de los pecheros y eximirse de las obligaciones comunitarias. Al
imitar la vida noble, estos hidalgos fundamentan el señorío
y las relaciones señoriales y, aunque Aldeanueva sea realengo,
depende de la oligarquía local y de la calahorrana, que se
rigen con los mismos criterios que los señores: son ricos
hacendados, profesionales liberales, miembros de la burocracia. Al
otro lado están los jornaleros. ..."los que viven por sus
manos y los ricos". Los que viven por sus manos tienen un
salario; siempre es escaso, por lo que la caridad actúa a
menudo como amortiguador. Así, la oligarquía refuerza
su papel paternalista, pues el salario es dar de comer. Por eso se
dice "morder la mano que te da de comer". Y por eso,
rebelarse, pedir más salario es considerado una inmoralidad e
incluso una deslealtad. En esa sociedad, las relaciones basadas en la
economía son pecado; el dinero contamina, además, los
pobres siempre los tendréis con vosotros. Así las
cosas, es inútil una comparación de ese tiempo con el
siglo XXI. Nos puede emocionar ver a los de la Aldea gemir por el
hambre de sus hijos, incluso portestar -quizás encontremos
algún motín de subsistencias-, pero aceptan que es un
castigo de dios y no una cabronada de los poderosos, a quienes de
nuevo les pedirán protección ofreciéndoles
incluso trabajar gratis.
Miguel Ángel
del Prado: Pero si aceptaban tan
resignadamente que sus males eran “un castigo de dios y no una
cabronada de los poderosos”, como es que algunos jornaleros
calagurritanos en el siglo XVI “hazen conçilios y monipodios
diziendo que no an de yr a trabajar si no les dan de jornal lo que
ellos quisieren”. Todos sabemos que hay que ser críticos con
las fuentes documentales y tener siempre presente que lo que estamos
leyendo es la versión de quien redactó los documentos.
En el caso de las ordenanzas de Calahorra ¿nos podemos fiar de
lo que dicen los labradores? ¿o se trata de una exageración
–o quizás una mentira- de los labradores para dibujar el
pretendido “gran deshorden” que ocasionan los jornaleros.
José Luis Gómez
Urdañez: Claro. Esas reacciones,
que son huelgas encubiertas, explican que el Antiguo Régimen
español no se fosilizara y terminara en un sistema de castas.
El gran desorden es cierto, tanto como el miedo a los concilios y
monipodios, pero por encima está la estructura de privilegios,
dinero y poder, y esa duró todavía unos siglos. Las
protestas violentas en el campo son raras, pero la tensión es
permanente, aunque sus formas de expresión son de extrema
cautela. Pues se podía perder la vida. Con todo, influyeron
poco en ampliar las brechas del sistema que lo iban a desmoronar
-Marx nunca contó con el campesinado como fuerza
transformadora- y por eso, tras la revolución burguesa, el
jornalero siguió aceptando fórmulas de dependencia
anacrónicas.
Miguel Ángel
del Prado: Gracias José Luis
por esta lección magistral sobre la Edad Moderna. En cuanto a
lo que señalas de que “Marx nunca contó con el
campesinado como fuerza transformadora“ es una más de
razones que explican el arraigo del anarquismo entre el campesinado
español –entre el que se incluía el riojano y por
supuesto el de Aldeanueva- desde finales del XIX. Y los anarquistas
no se caracterizaron precisamente por la aceptación de
fórmulas de dependencia alguna. Así lo pagaron.
José Luis Gómez
Urdañez: Así es.
Completamente de acuerdo. Un matiz: en Aldeanueva casi todas las
víctimas fueron de la CNT, sin embargo, en Autol y Quel, eran
de UGT. El líder era el que decidía una u otra
orientación. Tanto en Autol como en Aldeanueva estos líderes
campesinos están perfectamente identificados. (¿no te
tienta una comparación con Gordillo? Los puritanos como yo
diremos que en 1933, cuando tenían hambre, no había uin
Eroski para asaltar, aunque en San Vicente de la Sonsierra, cuando
proclamaron el comunismo libertario, repartieron los alimentos que
había en las tiendas, incluso una merluza que había en
la pescadería.
Miguel Ángel
del Prado: Nunca me han gustado las
visiones históricas que presentan al pueblo, a la “multitud”
acrítica y manipulable, siguiendo a un líder como si de
un rebaño se tratase. Creo que hay razones económicas,
sociales, laborales… que pueden explicar el arraigo del“comunismo
libertario” entre los jornaleros de Aldeanueva, a diferencia de
Autol o Quel que optaron por posiciones más moderadas. Como
también hay razones que explican que el PSOE sea la opción
política preferida de los aldeanos y el PP en Autol. El
liderazgo es una consecuencia y no una causa.
José Luis Gómez
Urdañez: No se sigue al líder
como un rebaño. Cuando la situación es percibida como
insoportable y se logra un cierto consenso para la acción, se
necesita un líder que proporcione seguridad, objetivos
concretos, simples y comprensibles, una organización
jerárquica y expectativas de éxito. Sin alguna de esas
condiciones, los movimientos en el campo se transforman en simple
violencia volcánica y cuando se dan todas ellas se produce una
respuesta "alienada", es decir, una respuesta aceptando las
normas, los cauces jurídicos y la negociación: de ahí
los pleitos de los de Aldenueva durante más de un siglo para
sacudirse el yugo de los señores. Creo que este esquema
teórico, contagiado del funcionalismo -lo acepto-, se puede
aplicar igual a las luchas jornaleras del siglo XVI que a las
reacciones violentas cenetistas en La Rioja el 8 de diciembre de 1933
y durante octubre de 1934 (aunque en estos años, la diferencia
entre CNT y UGT en los pueblos no era muy clara; los viejos solían
ser de la tradición negociadora de la UGT, mientras los
jóvenes, con una nueva estética -pañuelo rojo y
negro- engrosaban las filas de la CNT pidiendo el comunismo. Como es
sabido estos "comunistas" son los que había en La
Rioja, pues del PCE no había prácticamente nadie).
Miguel Ángel
del Prado: Me parece un brillante
esquema teórico de los movimientos sociales en la Edad
Moderna, y cuya validez ya la demostró Pedro Lorenzo Cardoso
bajo tu dirección, y que nos ayuda a entender el motín
de Aldeanueva del año 1663.
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