Construir
una bodega nunca ha sido una empresa fácil, y es que incluso
las más modestas construidas en el interior de las casas en
las que se elaboraba el vino para el autoconsumo familiar,
implicaban una inversión económica que no estaba al
alcance de todas las familias. Evidentemente cuando se superaba este
marco doméstico y se proponían construir una bodega en
la que elaborar vino para el mercado, se disparaban los costos y era
necesariro emprender un proceso complejo que podía implicar
desde la consecución de financiación, a la adquisicón
del terreno en el que construir la bodega, proyectar la obra,
conseguir las licencias oportunas, contratar al personal encargado de
ejecutar la obra, adquirir los útiles y la maquinaria
necesaria...
Gracias a un interesante
expediente conservado en el Archivo Parroquial de San Bartolomé
de Aldeanueva de Ebro podemos conocer con detalle todo el proceso que
siguió su Cabildo Eclesiástico en la primera mitad del
siglo XIX para poder construir una bodega.
La bodega, una
necesidad para el cabildo
El Cabildo Eclesiástico
de Aldeanueva de Ebro al no disponer de una bodega propia, había
conseguido licencia del obispado de Calahorra para depositar la uva
que los fieles le diezmaban en la bodega de la Fabrica de la Iglesia
Parroquial de San Bartolomé, pagando por ello una cuota o
retribución. Pero esta era una solución transitoria
hasta que el Cabildo pudiera construir la suya.
Un sitio donde
construir la bodega
La ocasión para la
construcción de la bodega se les ofrecio en el año 1831
al proporcionárseles “un sitio que concilia los intereses de
este cabildo con la comodidad de los diezmantes”. Se trataba de un
corral descubierto del que no se nos da más información
que su vecindad al corral de Don Claudio. Ya con un lugar acorde a
sus necesidades, el Cabildo reunido el 16 de marzo de 1831 acordó
iniciar las diligencias para construir la bodega.
La difícil
financiación
Construir una bodega
conllevaba unos gastos muy elevados por lo que lo primero que tuvo
que hacer el Cabildo fue conseguir dinero. La primera opción
que barajó fue la de tomar a censo dinero para dicha obra, es
decir pedir un préstamo; pero pronto encontraron otra solución
que les evitaría empeñarse: reclamar a la Fabrica la
devolución de los 10.010 reales que le había prestado
en el año 1824 y por lo que le venía cobrando una renta
anual de 310 reales y 10 maravedís.
Para este próposito
era precisa la autorización del obispado de Calahorra, quien
además debía concederle la licencia para la ejecución
de la obra. Es por ello que el primer día del mes de julio de
1831 el Cabildo concede poderes plenos al doctor Lucas
López, cura propio de Aldeanueva de Ebro para que practique
las diligencias necesarias ante el Tribunal Eclesiástico del
obispado.
De esta manera se inició
un proceso que supuso el nombramiento de un procurador
ante el Tribunal Eclesiástico de Calahorra, quien dará
traslado de la solicitud del Cabildo. Antes de adoptar una
resolución, el Tribunal pidió información al
cura de Rincón de Soto, quien el 12 de julio les detalló
la situación económica de la Fábrica y del
Cabildo de Aldeanueva de Ebro, la naturaleza del préstamo
realizado en el año 1824, la situación en la que
quedaría la Fábrica si hiciese frente a la devolución
del préstamo; así mismo le informó de la obra
que se quería ejecutar y del costo que podía connlevar.
A
la vista del informe del cura de Rincón de Soto el fiscal del
Tribunal consideró que se debía “acceder al reintegro
y facultad que se pide”. Pero finalmente el Provisor y Vicario
General del Obispado de Calahorra solo accederá de manera
parcial a lo solicitado, otorgando el 17 de julio de 1831 licencia
para que el Cabildo Eclesiástico de Aldeanueva de Ebro
recibiese
de la Fabrica de la iglesia 4.000 reales en devolución de
parte de los 10.010 reales que le cedió y para que los
inviertiera en la construcción de una bodega.
La
construcción de la bodega
Conseguida una parte del dinero necesario y con la autorización
para la obra, ya se pudo comenzar la construcción de la
bodega.
El
proyecto, la planificación y valoración de las obras
fue realizado por el arquitecto y maestro albañil, Pedro
Monasterio, vecino de Azagra.
El
navarro además se encargaría de la dirección de
las obras, atendiendo a cuantas consultas fueron necesarias. De
la ejecución material se encargaron Facundo
Ocón Arnedo y Pedro Merino, maestros alarifes de
Aldeanueva de Ebro.
La
obra consistió en el cerramiento y acondicionamiento de un
corral sin techumbre y con paredes de adobe. Se derribó la
pared de adobe de la fachada y se levantó una nueva con un
primer tramo de piedra de dos varas de altura (cerca de dos metros) y
en el que se abrió la puerta de entrada y dos ventanas por las
que se introduciría la uva en la bodega. El segundo tramo, que
llegaría hasta la altura del tejado del corral vecino, estaría
hecho con unos pilares de ladrillo y adobe. La pared de atrás
se mantendrá de abobes con dos pilares a cada lado sobre los
que apoyaba un madero. El techo de la bodega estaría cruzado
por 50 maderos que iban desde la pared principal a la trasera y sobre
los que se colocaron las bovedas para el tejado.
Aldeanueva de Ebro. Fachada semejante a la de la bodega del Cabildo
La
bodega tendría dos plantas. En la planta baja se encontraría
la bodega propiamente dicha, y sería allí donde se
recogería la uva, elaboraría y conservaría el
vino.
A
la entrada de la bodega estaba el pisador en
el que se echaba la
uva desde el exterior a través de las ventanas y donde se
aplastaría y estrujaría la uva. Este pisador estaba
enladrillado y tenia unas dimensiones de 4 varas de ancho por 3 de
largo y se levantaba 4 pies de alto. (8,3 metros cuadrados - 9,3
metros cúbicos)
Detrás
del pisador se construyó un foso de paredes empedradas “a
tizón” con una profundidad de algo menos de medio metro, y
en cuyo fondo se colocaron 14 combos o piedras de “media vara en
cuadro” que servirián de asiento para los tinos de la
bodega. Al lado del foso donde irían los tinos se acondiconó
un espacio para colocar una “prensa
al aire”.
En
la segunda planta estaría la oficina del mayordomo de los
diezmos, toda ella enlucida, con una puerta con una piedra para el
umbral, una ventana y ventanilla con sus cerraduras y unos asientos
de tabla.
Los tinos
Para
el almacenamiento del vino se solicitaron los
servicios de Pablo Maguregui, maestro de cuberia de
Anguciana, quien se encargaría de hacer dos tinos con una
capacidad de 1.000 cántaras cada uno (32.000 litros en total),
“a estilo de Rioja”
con tablas de dos pulgadas de grosor y con ocho cellos de hierro.
Cada uno de los tinos tendría su “témpano” o tapa. El contrato se firmó
a mediados de julio, y los tinos debían estar colocados en la
bodega para el comienzo de la vendimia. Durante un año
completo el cubero se hacía responsable de las posibles
reparaciones que pudieran ser necesarias.
La prensa
A la
bodega además se le dotó de una prensa “al aire” de
la que se nos dice que era firme, reforzada con planchas de hierro en
la costuras.
Utensilios de la
bodega
Construida
la bodega, e instalados los tinos y la prensa, finalmente
el cabildo tuvo que dotarse de todos los utensilios necesarios, como
una escalera para subir a los tinos, un comportillo para recibir el
mosto de los tinos, dos canillas de bronce para los dos tinos, una
cantara de cobre, un azumbre y un envasador también de cobre y
dos arpas. La mayoría de estos utensilios se guardaban dentro
de una alacena.
Para
la oficina del mayordomo se adquirió una mesa con cajón.
Coste de la bodega
El
precio final de la bodega, sin contar el corral en la que se
construyó, ascendió a 13.370 reales, distribuidos del
siguiente modo:
Concepto
|
Reales
|
Honorarios del maestro arquitecto: plan y avance
de la fábrica; 3 consultas sobre dudas.
Peatón por ir a Rioja a activar la
contrata de los tinos.
|
172
|
Maestros alarifes
|
6540
|
2 Tinos
|
4650
|
Entarimado tinos al maestro tinero
|
320
|
Aumento del entarimado que pareció
insuficiente: trabajo alarife y yeso
|
70
|
Tempanos superiores de los tinos
Comportillo
|
660
|
2 canillas de bronce
|
88
|
Prensa al aire
|
500
|
2 arpas
1 escalera segura para subir a los tinos
|
70
|
Cántara de cobre
Envasador de cobre
Azumbre de cobre
|
240
|
Mesa cuarto mayordomo con cerraja y llave
2 cerrajas y llaves para las ventanas exteriores
de la bodega
|
60
|
Una vida corta para la
bodega
La
bodega había sido largamente esperada por el cabildo aldeano,
pero una vez construida no estaba llamada a perdurar mucho tiempo. La
supresión de los diezmos en el año 1841, justo a los 10
años de su construcción, dejaba a esta bodega sin el
sentido para la que fue construida.
Comentarios en Facebook: Aldeanueva Histórica
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José
Luis Gómez Urdáñez.
Es
sorprendente: haciendo una bodega cuando ya muchos vecinos no pagaban
diezmos; tampoco el cabildo parroquial -imagino que muy reducido en
efectivos- tenía medios de control en esas fechas. No sé
en Aldeanueva, pero en otros pueblos riojanos se dice cuando va
llegando el final de la Década Ominosa que son todos
liberales. El documento, interesantísimo.
Miguel
Ángel Del Prado Martínez.
Habrá
que estudiar con más detalle hasta que punto se estaba
disminuyendo la recaudación de los diezmos en Aldeanueva. Si
hacemos casos a lo que se nos dice en este expediente parece que
lejos de disminuir se está aumentando: “Mucho tiempo ha que
esta corporación está experimentando la falta de un
sitio para recoger el diezmo de uva que todos los años se
aumenta en esta villa”.
Lo
que está claro es que en Aldeanueva se produce una gran
excepcionalidad y es que hasta comienzos del siglo XIX no comienza a
recaudar los diezmos su cabildo eclesiástico, así que
por poco que se recaude siempre será mucho más que lo
que antes se recaudaba.
José
Luis Gómez UrdáñezClaro,
es parecido a lo que pasa en Pradejón (aunque ahí no
tenemos fuentes suficientes). Pero es muy buena la excepción,
pues recuerda a muchos sitios donde los parroquianos siguieron
diezmando "por respeto". Es también el comienzo del
gran combate liberales-conservadores que, por lo que te leí,
en Aldeanueva fue fuerte.
Miguel
Ángel Del Prado Martínez.
De
confirmarse un mayor cumplimiento del pago de los diezmos por los
aldeanos a finales de la segunda década del siglo XIX no sería
difícil vincularlo a la represión y persecución
que los liberales de Aldeanueva sufrieron con el regreso al poder de
los absolutistas tras el Trienio Liberal. Pero la construcción
de la bodega creo que lo que viene a evidenciar es el inicio de las
tensiones entre la fábrica y el cabildo, o lo que es lo mismo
entre el Ayuntamiento –patrono de la fábrica- y el cabildo.
Es significativo que sea 24 años más tarde de conseguir
la iglesia de Aldeanueva la desmembración de las parroquiales
de Calahorra cuando solicite licencia para depositar la uva en la
bodega de la fábrica. En mi opinión, lo que se hace en
el año 1829 es conseguir el derecho para hacer algo que ya se
venía haciendo de hecho desde años atrás. La
reclamación por el cabildo en el año 1831 de la
devolución del dinero que le había prestado a la
fábrica para construir la bodega se podría interpretar
en el mismo sentido. A mediados del siglo estas desavenencias ya se
manifestarán de manera clara en el enfrentamiento entre el
cura y el alcalde.
José
Luis Gómez Urdáñez.
Claro.
Esto es un asunto de enorme importancia y creo que la documentación
de Aldeanueva nos va a permitir comprobar: de ese momento arranca la
imposibilidad de sumar a la Iglesia a cualquier solución y al
final, acabará ganando con el concordato de 1855. Y ganándolo
todo.
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