La mayoría de las tareas agrarias
se desarrollan al aire libre, por lo que los agricultores siempre han estado
expuestos a condiciones climáticas y fenómenos atmosféricos adversos: olas de calor, heladas,
ventiscas, lluvias o nieves intensas,
granizo, y por supuesto los siempre temidos rayos.
Un
rayo es una chispa eléctrica de gran intensidad, acompañada o no de trueno,
producida entre dos nubes o entre una nube y la tierra, y que en ocasiones
llega a alcanzar a personas o animales pudiéndoles causar la muerte.
Pastores
y campesinos ha sido tradicionalmente víctimas de este tipo de fenómeno tras
atraer los rayos con alguna herramienta metálica como hoces o azadas, o al
buscar cobijo en árboles o cuevas que resultaban unas trampas mortales. Este tipo de sucesos se han dado mayoritariamente en
los meses de verano.
Esto fue lo que le ocurrió en el año 1928 a un niño aldeano
que se vio alcanzado por un rayo
mientras segaba en compañía de su padre. Así recogía la noticia la edición del 26
de junio de 1928 del periódico madrileño “”El Imparcial”
SUCESOS EN PROVINCIAS
Crónica negra
Niño carbonizado por una chispa eléctrica
Logroño 25.—Durante una fuerte tormenta cayó una chispa eléctrica sobre el pueblo de Aldeanueva de Ebro, matando a Mateo Pérez Pérez, de doce años, que en unión de su padre se hallaba segando en una heredad.El padre, llamado Tiburcio, cayó sin sentido, y al recobrarlo se encontró a su hijo carbonizado.
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