Aldeanueva
de Ebro a mediados del siglo XVI, contaba con unos 350 vecinos, quienes vivían de la ganadería y del cultivo de cereales y
viñedo. La sequía del terreno los tenía
acostumbrados a la escasez de las cosechas, por lo que de ordinario
tenían necesidad tanto de pan para comer (elemento básico
de su dieta alimenticia) como de trigo para sembrar.
Para
mejorar esta situación se decidió hacer un pósito
de pan, donde hubiese almacenado trigo abundante para poder prestar a
los vecinos necesitados, vender a los panaderos, así como a
los caminantes que pasasen por el pueblo.
Pero
para poder comprar el trigo y hacer el pósito necesitaban una
cantidad de dinero de la que el ayuntamiento no disponía, por
ello tras conseguir el permiso de Felipe II el 23 de junio de 1576,
se tomaron a censo 1000 ducados, cargados sobre las haciendas de
algunos de los vecinos.
El
día 29 de agosto de 1576, se reunían los regidores y
alcaldes ordinarios del lugar para establecer las ordenanzas que
habían de regir el pósito de Aldeanueva, y que dos
meses más tarde, el día 20 de octubre, se leían
en la plaza pública tras convocarse a los vecinos a campana
tañida.
En
dichas ordenanzas se establecía la necesidad de nombrar
anualmente un mayordomo que se ocupase de las cuentas y
administración del pósito, siendo el encargado de
comprar el trigo en verano, cuando su precio era más barato.
Los
alcaldes, regidores y personas de ayuntamiento serían los
encargados de determinar el precio al que se vendería el pan,
procurando que este no fuera muy alto y a su vez permitiera que el
pósito tuviera ganancias.
Para
evitar el fraude y robo por parte de quien estuviera al frente del
pósito, se estableció que hubiera tres llaves
diferentes en la cámara del pósito, cada una de ellas
en manos de personas diferentes. Así mismo cuando el mayordomo
dejaba el puesto debía demostrar los gastos e ingresos que
había tenido.
Buscando
la mejoría y aumento del pósito se ordenó
sembrar en el término de los Quiñones una finca, cuyo
producto se destinaría al dicho pósito.
Los
18 artículos que componían las mencionadas ordenanzas
fueron aprobados por Felipe II el 20 de mayo de 1577, iniciándose
a partir de entonces el funcionamiento del pósito del pan de
Aldeanueva.
Gracias
a él los aldeanos han dispuesto a lo largo de los siglos de
trigo para poder sembrar, que les era prestado en otoño y lo
devolvían una vez cosechado en verano, con un muy bajo
interés.
El
préstamo del trigo se anunciaba públicamente, para que
todos los interesados pudieran acudir al reparto, y una vez que las
autoridades supramunicipales daban la licencia para que este se
produjera.
Un
caso excepcional fue el producido en 1838, en plena I Guerra
Carlista, cuando una partida de carlistas al frente del cura de Allo,
amenazó con invadir el pueblo, y temerosos de que esta
invasión se produjera, se repartió el trigo sin la
licencia oportuna, para evitar que la mencionada partida se apoderase
del trigo, una situación que ya se había producido 30
años antes, cuando las tropas napoleónicas en el saqueo
general del pueblo rompieron la puerta de tres llaves del pósito,
la cerradura de tres llaves del arca y se llevaron la documentación
y el trigo.
El
pósito no solo prestó trigo, sino que a su vez prestaba
dinero a los agricultores para que pudieran llevar a cabo mejoras
agrarias, siendo con el paso del tiempo esta la única
actividad que llevaba a cabo.
El
pósito que en otro tiempo fuera una de las principales y
básicas instituciones municipales, y que llegaría a
poseer importantes propiedades tanto rústicas como urbanas,
con el tiempo fue perdiendo importancia, y con ella sus propiedades.
De
ser una institución municipal prospera con autonomía
económica, pasó a ser un servicio municipal más,
estando obligado el ayuntamiento a destinar una parte del presupuesto
a este servicio, para prestarlo a los agricultores necesitados de la
localidad.
Hasta
fecha reciente los bajos intereses del dinero que prestaba el pósito,
permitió realizar mejoras y adquisiciones agrarias a los
agricultores aldeanos.
En
los últimos años, los préstamos solicitados no
cubrían la cantidad destinada al pósito por el
ayuntamiento, por lo que el dinero restante se prestaba a personas no
necesitadas, para de este modo cubrir el préstamo que estaba
obligado a hacer el ayuntamiento.
Por
ello, considerando que el pósito en Aldeanueva había
dejado de tener sentido, el pasado año de 1991 se decidió
la supresión de dicho servicio, tras 414 años de
existencia.
PRADO
MARTÍNEZ, Miguel Ángel del (1992). El
pósito de pan,
La Brujula: Guía informativa de Aldeanueva de Ebro, n. 14
(abr. 1992)
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