jueves, 25 de julio de 2013

La censura en el cine de Aldeanueva de Ebro

El miedo a la introducción de ideas contrarias al régimen político establecido y una enfermiza moralidad que veía en todo motivo de pecado y escándalo, hicieron de la censura un elemento habitual de la vida de los españoles a partir de la década de los cuarenta del siglo XX.


El cine no era ajeno a dicha censura sino muy al contrario. En Aldeanueva como en el resto de España el empresario del cine Cervantes antes de proyectar una película, debía solicitar autorización a la delegación provincial del Ministerio de Información y Turismo.

Con el visto bueno de la autoridad podía llevarse a cabo la proyección de la película, pero siempre y cuando hubiese sufrido las convenientes "adaptaciones" ordenadas por la Junta de Clasificación y Censura.

Así por ejemplo en la película Teodora, antes de su exhibición debió suprimirse: los planos de la rumba en que se ve el vientre de la mujer y planos del pajar, la frase “pudiste cometer un pecado delicioso” y los planos de Teodora y Arcal sentados en la cama, la escena del baño de Teodora y el masaje en las piernas, la escena en que uno de la bacanal besa a la mujer y se echa sobre ella, los planos de piernas de Saida en la cama y los de Juan y ella sentados en la cama y frases referentes a la virtud de la mujer."

En Si Versalles pudiera hablar se ordenó la supresión de: la frase "el pobre Cardenal" hasta "el cardenal no puede comprender". El plano de la favorita del rey arrodillada en un reclinatorio esperando la visita de aquel. Las referencias y explicaciones de las misas negras. Todo el baile de máscaras en el jardín del palacio. La alusión a Voltaire y las palabras de este sobre los jesuitas. La escena del Cardenal Rohan ante la verja de la casa de madame La Motte, y todo el episodio del collar de María Antonieta en el que la conducta del Cardenal de Rohan resulta muy turbia y denigrante para la Iglesia.


La película italiana Pan, amor y... debía suprimir entre otras cosas: La frase de Sofía "a ver si hay quien lo tenga más fresco que yo'" o "un primer plano del escote de Sofía después de quitarse el mantoncillo."


Pero no sólo se cuidaba de lo que se veía y oía en el cine, sino también de lo que se hacía, por lo que en el cine Cervantes se difundían avisos como el que sigue:
"En vista de los abusos de inmoralidad que se vienen observando en este cine durante la proyección de  películas, se advierte al público que todo aquel que dentro de este local no guarde las debidas formas de moralidad y buenas costumbres, será sancionado con todo rigor sin perjuicio de pasar el tanto de culpa a los tribunales de justicia por escándalo público."

PRADO MARTÍNEZ, Miguel Ángel del (1992). La censura en el cine, La Brujula: Guía informativa de Aldeanueva de Ebro, n. 20 (oct. 1992)


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