viernes, 23 de noviembre de 2012

Pregón de las fiestas de Aldeanueva de Ebro 2012

El 19 de agosto tuve la enorme satisfacción de pronunciar el pregón de las fiestas de San Bartolomé de Aldeanueva de Ebro, en la misma plaza en la que nací y rodeado de familiares y amigos.


En el pregrón ensalce el carácter de la gente de la Aldea, aproveché la ocasión para rendirle un merecido homenaje a nuestro artísta local Miguel Ángel Sáinz Jiménez, muerto hace diez años, y expuse mi visión particular sobre la fiestas.



jueves, 22 de noviembre de 2012

Marcha Senderista del Mezquín 2012: La Codoñera

El pasado 11 de noviembre, y como viene siendo habitual desde hace ya unos cuantos años, disfruté de la Marcha Senderista del Mezquín. Este año se realizó en La Codoñera, con un recorrido precioso entre olivos centenarios. Si además del paisaje añadimos que iba acompañado por mis dos chicas y de buenos amigos, pues eso, un verdadero lujo.

Vista de La Codoñera





Santuario de Montserrate


lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Descendiendo? en bicicleta el camino del Ebro

Si el año pasado recorrimos el tramo entre Zaragoza y Miranda de Ebro del Camino del Ebro, este año nos tocó la dirección contraria “descendiendo” desde Zaragoza hasta el mar. En principio un recorrido cómodo pero que en realidad no lo es tanto, ya que el río suele ir encajonado entre escarpes que alejan el camino de su orilla y lo convierten en continuos sube-bajas algunos de importante desnivel. Por su parte la ocupación de los antiguos caminos por las aguas del embalse de Mequinenza obligan a subir a las planas que lo bordean. Además no hay que olvidar que para llegar al mar se debe superar la cordillera Costero Catalana. Finalmente la lluvia de los días anteriores habían dejado los caminos muy embarrados lo que añadió dureza al recorrido.


Día 1. Zaragoza - Escatrón

El primer día salimos de Zaragoza con una espesa niebla que apenas nos dejaba ver más allá de la rueda delantera. Gracias a que nos movíamos por terreno conocido y a la amplitud del camino pudimos ir avanzando hasta que ya cercano el medio día vimos el sol.

Noria en Velilla de Ebro


El recorrido desde Zaragoza hasta Gelsa es completamente llano y no tiene ninguna dificultad. La cosa se nos complicó en las inmediaciones de Alforque, cuando el camino se convierte en una estrecha senda elevada en un balcón sobre el Ebro, y que debido a las lluvias del día anterior se había convertido en un terreno arcilloso impracticable que nos obligó a echar pie a tierra y a arrastrar las bicicletas. Desde este tramo “negro” hasta llegar a Sástago el barro fue nuestro inseparable y pesado compañero. En la gasolinera de Sástago limpiamos las bicicletas y decidimos afrontar los últimos y empinados kilómetros hasta Escatrón por carretera.


La barca de Alforque

En Escatrón nos alojamos en el Hostal El Embarcadero. Tras una merecida jarra de cerveza, una buena ducha, ronda por los bares del pueblo (corta por obligación), cena y a dormir.

Día 2. Escatrón – Mequinenza

Si el primer día fue el barro, el segundo día cobró protagonismo la lluvia. Salimos de Escatrón con una ligera llovizna que nos obligó a ponernos los chubasqueros. El camino desde este pueblo arranca por una estrecha senda pegada a la orilla del Ebro, que aquel día estaba completamente encharcada y embarrada y por la que era imposible caminar, así que nos vimos obligados a recorrer los primeros kilómetros por carretera.



En las proximidades de la laguna salada de Chiprana nos reincorporamos al camino, y ya sin lluvia y por un camino muy llevadero llegamos a Caspe donde paramos a almorzar. La salida de Caspe se hace por un camino asfaltado en sus primeros kilómetros, que nos lleva por la vega del Guadalope con preciosas vistas del paisaje típico del Bajo Aragón hasta la presa de Moros. A poco más de un kilómetro de este punto abandonamos el camino que de manera sinuosa nos hubiera llevado hasta Mequinenza bordeando el embalse, y en su lugar cogimos la carretera N-211.

Por la carretera en suave pero continua subida fuimos adelantando kilómetros mientras el día iba empeorando, hasta que finalmente al mediodía nos cayó un fuerte chaparrón. Con la carretera muy mojada nos fuimos acercando a Mequinenza, encarando unos kilómetros de dura y prolongada subida que finalmente dieron paso a una pronunciada bajada que nos dejó a orillas del embalse.


Mi amigo Nacho en el embalse de Mequinenza

Mequinenza es singular; inundado por las aguas del embalse, el nuevo pueblo está  actualmente “ocupado” por alemanes, franceses, ingleses, que atraídos por las posibilidades de pesca que ofrece la mayor masa fluvial interior de Europa no solo practican esta actividad sino que regentan buena parte de sus negocios: tiendas, campings, hoteles... donde a duras penas se habla castellano.

En Mequinenza tras un frustrante intento por pasar la noche en el “Camping Bellavista” regentado de malas maneras por unos alemanes -esa es al menos nuestra experiencia- finalmente nos alojamos y cenamos en el Hostal Mequinenza.

Dia 3. Mequinenza - Mora

Toda la noche estuvo lloviendo en Mequinenza y seguía lloviendo cuando bien protegidos del agua nos dispusimos a comenzar la etapa del día. Pero de manera providencial y antes de salir del pueblo dejó de llover, y ya no volvimos a tener problemas con la lluvia en el resto del camino.


Embalse de Ribarroja

La primera parte del día fue una auténtica gozada. Tras cruzar el puente sobre el embalse de Ribarroja, el camino va bordeando este embalse por una carretera en suave subida que nos lleva a una pista en un principio encajonada y que va cogiendo altura acercándonos a las instalaciones de antiguas minas de carbón actualmente en desuso. La pista continua entre tierras de cultivo y alguna antigua masía, para finalmente introducirse en un pinar que en dura y prolongada pendiente nos lleva hasta la carretera en las inmediaciones de Almatret. 


El tramo una vez pasado Almatret, según nos habíamos informado, resulta impracticable en bicicleta por lo que decidimos abandonar el camino y continuar por la carretera, que en pronunciado y continuo descenso nos llevó hasta Flix.

En Flix intentamos de manera infructuosa retomar el camino, para lo que había que cruzar el río Ebro utilizando una barca de sirga que por desgracia solo funciona en los meses de verano, así que tuvimos que continuar por la carretera hasta Ascó donde finalmente tomamos un camino que nos fue acercando hasta el desfiladero del “Pas de l’Ase”, una vertical y pedregosa senda que obliga a bajarse de la bicicleta para superarla. Las vistas del Ebro que ofrece este paso, compensan el incordio de tener que arrastrar la bicicleta.


Pas de l'Ase

Ya sin ninguna dificultad el camino nos condujo hasta Móra d’Ebre, donde teníamos previsto finalizar la etapa, pero al no encontrar alojamiento tuvimos que acercarnos hasta Mora la Nova, donde ese mismo día comenzaba la Feria Agrícola e Industrial, así que una vez duchados y adecentados nos acercamos a la amplísima feria  para darnos un largo paseo entre maquinaria agrícola, coches, animales (caballos, vacas, aves...) y las atracciones feriales. Coincidiendo con la Feria Agrícola, también se celebraba la  “Feria del vino” con unas 30 bodegas de los alrededores que ofrecían sus caldos y donde pudimos catar vinos del Priorato, del Montsant, de Tarragona y de la Terra Alta. Tras los vinos una generosa cena, y a la cama.


Embarcadero de García

Día 4. Mora - Deltaebre

Desde Mora d’Ebre un suave camino nos llevó hasta Miravet, sin lugar a dudas el pueblo más bonito por el que pasamos estos días. Colgado sobre el río Ebro sus calles se empinan en una fuerte subida que hay que seguir hasta alcanzar la iglesia, para desde allí descender una cuesta vertical que te lleva a la orilla del Ebro. 

 Miravet
A partir de aquí se inicia un sube baja por una buena pista que finalmente se convierte en senda colgada sobre el río, y que poco a poco se va haciendo cada vez más dificultosa hasta hacerse impracticable con la bicicleta, debiendo continuar durante más de un kilómetro andando para superar el Paso de Barrufemes con algunos tramos con grandes rocas que hacían extremadamente difícil andar con las bicicletas. Este paso es muy bonito pero para hacerlo andando sin tener que arrastrar una bicicleta.


Por las calles de Miravet

Superado este tramo, la pista continúa hasta Benfiallet con sube-bajas entre naranjos y mandarinos que en esta época estaban en plena recolección y que tentaban a parar y a probarlos, y eso fue lo que hicimos.

En Benifallet tomamos la Vía Verde de Val de Zafán que en ligera subida nos acercó hasta Xerta y Tortosa donde finaliza la vía verde. En Tortosa nos encontramos con la desagradable sorpresa de que sin ningún tipo de señalización que lo advirtiese, las obras que se están realizando dejan incomunicada la vía verde del puente que cruza el Ebro, por lo que no hay posibilidad de continuar, viéndonos obligados a retroceder un par de kilómetros para entrar en Tortosa por una peligrosa y concurrida carretera.

Desde Tortosa a Amposta el camino se hace verdaderamente feo, atravesando por zonas muy urbanizadas y de paisajes poco agradecidos. El viento que al comenzar el día era suave, cuando llegamos a las inmediaciones de Amposta empezó a soplar con enorme fuerza, por lo que el último tramo del día que nos llevó hasta Deltebre siguiendo los caminos de servicio de los canales que riegan los extensos arrozales de la zona, se hizo muy complicado.

Camino entre arrozales

Deltebre es un pueblo con un casco urbano feo sin paliativos fruto de un crecimiento urbanístico desordenado y apresurado. El fortísimo viento de aquella tarde que llegó a romper varios árboles tampoco acompañaba, así sus calles estaban completamente desiertas lo que le daba un aspecto verdaderamente desolador. Bien ventilados y sin apenas compañía dimos una ronda por los bares, jugamos unas partidas al billar y finalmente cenamos una buena paella.

Día 5. Deltebre - Desembocadura

El quinto y último día lo dedicamos a ver el Parque Natural del Delta del Ebro y sus extensos arrozales, acercándonos en primer lugar hasta la Punta del Fangar para ver su faro y finalmente realizar el último tramo del camino, que nos llevaría hasta la desembocadura del río Ebro en el mar Mediterráneo, punto final de nuestro recorrido.

Punta del Fangar

El final del camino

lunes, 12 de noviembre de 2012

Por Todos los Santos era

 Escudo de Alcañiz, cual lápida en lo alto

 Ya sin vida

¿Ocultos tras el muro?

jueves, 8 de noviembre de 2012

Entre el optimismo y el escepticismo: dos visiones complementarias sobre la realidad de la gestión documental


En los últimos días he leído dos visiones distintas, pero a su vez complementarias sobre la situación actual de la gestión documental en el ámbito de las administraciones públicas y que nos muestran por una parte las buenas perspectivas que el nuevo marco legal ofrece para el definitivo despegue de la gestión documental y por otro se nos advierte del riesgo real de que los nuevos proyectos que se acometan se centren exclusivamente en el componente tecnológico.


La primera visión nos la ofrece Joaquim Llansó Sanjuan, quién desde el blog  de la Asociación de Archiveros de Navarra presenta una imagen optimista del futuro más inmediato para los archiveros y la gestión documental en la administración pública.

Llansó marca como un hito importante la publicación el pasado mes de julio, en el Boletín Oficial del Estado, de la Norma Técnica de Interoperabilidad de Política de gestión de documentos electrónicos, así como de la publicación de la  Guía de aplicación de la Norma Técnica de Interoperabilidad de Política de gestión de documentos electrónico en el Portal de la Administración Electrónica.

Esta norma de obligatorio cumplimiento para todas las administraciones públicas implica la involucración y respaldo de la alta dirección por la política de gestión de documentos.

Las administraciones públicas deberán dotarse de un sistema de gestión documental en el que se garantice la autenticidad, fiabilidad, integridad y disponibilidad a largo plazo de sus documentos en un entorno en el que conviven electrónicos y en papel.

Este sistema deberá definir un programa de tratamiento archivístico, sobre el que se desarrollen los procesos de gestión de documentos a lo largo de todo su ciclo de vida: captura, registro, clasificación, descripción, evaluación, conservación, acceso y control de trazabilidad.

Este sistema se orientará también a documentar cada uno de esos procesos en un manual de normas y procedimientos archivísticos específicos para esa organización, a formar a las personas que tienen responsabilidades en la coordinación y ejecución de dichos procesos y a supervisar y auditar su conformidad con los objetivos institucionales y, si es menester, reorientarlos.

Más escéptico se muestra Julián Moyano Collado quién en el artículo Gestión documental ¿es un software la solución? publicado en su blog, analiza el pliego de condiciones del proceso de licitación que el Ministerio de Justicia está desarrollando para la implantación de un software de gestión documental, y en el que encuentra importantes carencias como que no aparezca la palabra “archivo”, ni se citen normas de calidad sobre gestión documental, ni se fije la coordinación con los profesionales encargados de la documentación…

Para Moyano un proyecto como éste necesita de la colaboración de todos los departamentos, áreas y trabajadores implicados en la institución, y requiere que los profesionales que mejor conocen la documentación coordinen las tareas y se impliquen en su puesta en marcha.

También señala como deseable que en el pliego se incluya el informe de una previa  auditoría de información y documentación que muestre todos los procesos y carencias de la institución en estas materias lo que permitiría al licitador conocer a qué se enfrenta y le servirá para dar un correcto servicio.

Moyano concluye que sin la previa auditoria y sin la involucración del archivo en la implantación del software,  la instalación del programa es muy probable que sea un éxito, pero la gestión documental eficiente quedará diluida por las innumerables funciones de este software, por la eterna formación del personal y por las constantes versiones y cambios que se anunciarán como hitos de la innovación administrativa. El problema que se quería solucionar no se habrá resuelto.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Olvidado en el Palazzo Vecchio

Es una mañana de agosto en el florentino Palazzo Vecchio, y un vigilante más viejo que el mismo edificio aparece olvidado.

Sólo, derrumbado en una silla en mitad del Palacio o en mitad de la nada, ajeno al devenir de gentes, al tránsito continuo de miradas que desgastan muros, cuadros, puertas y ventanas; hora tras hora, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año...

Abatido por la rutina, de su cuerpo doblado pende una pesada cabeza que en busca de descanso quiere rodar hacia el suelo, pero en su descenso es detenida por el pulgar de la mano izquierda; un dedo que apuntado hacia arriba marca el destino de este Sisifo contemporáneo: volver a levantar la cabeza, volver a levantar su cuerpo, y continuar vigilando hora tras hora, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año... esperando una jubilación que nunca llega.