martes, 28 de octubre de 2014

La casa-hospital de Aldeanueva de Ebro a comienzos del siglo XX

A comienzos del siglo XX la asistencia sanitaria solamente la tenían cubierta aquellas familias que podían pagar al médico las correspondientes “igualas”. Los pobres de solemnidad -no sólo los mendigos, sino también  los trabajadores más pobres- en el caso de enfermar no tenían otro  recurso que acudir a un hospital de beneficencia. Estos hospitales se caracterizaban por su espíritu caritativo y solían estar en poder de órdenes religiosas y fundaciones caritativas diversas.


En Aldeanueva de Ebro, y ante la falta de un hospital benéfico, Luis Martínez corresponsal en el periódico “La Rioja" publicaba un artículo en octubre de 1914 haciendo un llamamiento a los vecinos para la fundación de una casa hospital donde se pudiera atender los casos extremos que ocurriesen en el pueblo.

La llamada no fue desoída, y la propietaria María Gómez y García del Moral ofreció una casa de su propiedad con espacio suficiente para hospital. Por su parte un grupo de aficionados al teatro organizaron 5 funciones teatrales con las que se obtuvieron 436,59 pts., el primer capital de la casa hospital.

Una comisión gestora se encargó de repartir circulares por todo el pueblo solicitando ropas, muebles y dinero.

De este modo y gracias al aporte de todo el vecindario, el día 8 de septiembre de 1915, festividad de la Virgen de los Remedios patrona de la localidad, se inauguraba la casa hospital de Aldeanueva de Ebro en un acto que fue descrito por uno de sus promotores del siguiente modo:
Con la solemnidad que el caso requería y con asistencia del ayuntamiento en pleno, cabildo parroquial y representaciones de todo cuanto en el pueblo significa algo y vecindario en general que llenaba las anchas vías y prorrumpía constantemente en aclamaciones y vítores a los organizadores de tan honrosa obra y a los acordes de una banda contratada al efectos, habiendo en el trayecto algunos arcos hechos por los vecinos en honor a los hombres caritativos tuvo lugar la inauguración, haciendo uso de la palabra después de bendecido el local los señores cura párroco, alcalde y don D. José González, pronunciando hermosos discursos alusivos al acto, terminado este el ayuntamiento obsequió a los concurrentes con una brillante recepción en el salón de actos de la casa consistorial.
El hospital de carácter benéfico, tendría por objeto el recoger y auxiliar a los enfermos de la localidad de “reconocida pobreza” y cuando sus hijos o personas con obligación de sostenerlas se vieran en la imposibilidad de hacerlo; así mismo se admitiría a los transeúntes que la junta de administración lo creyese oportuno.

La institución estaría regida por una Junta de Administración compuesta por el alcalde, el cura párroco, dos concejales del ayuntamiento y tres individuos de la localidad de “reconocido celo caritativo”.

Para la mejor marcha en el cuidado de las ropas, alimento de los enfermos e inspección en el auxilio de los mismos, se nombró una junta auxiliar compuesta de seis señoras, encargadas de custodiar las llaves del ropero y despensa, de facilitar a los encargados diariamente lo necesario para los enfermos, procurando que nada les faltase, así como de poner en conocimiento de la referida junta cuantas reformas fueran necesarias para el mejor funcionamiento del hospital.

Al cuidado del hospital estaba un matrimonio “de reconocida lealtad y sentimientos religiosos” que vivían en unas de las habitaciones del edificio, quienes cuidaban a los enfermos asistiéndoles y dándoles el alimento y medicinas que el médico ordenaba, lavaban y planchaban las ropas, y mantenían limpio y en las condiciones higiénicas necesarias el establecimiento.

Como pago del servicio de los referidos encargos, se les facilitaba luz, diez y ocho cargas de leña anuales, el jabón necesario para el lavado de ropas de hospital, la asistencia médico-farmaceútica gratuita como a cualquiera de los designados pobres en la localidad, y se les eximía de toda carga municipal.

El 12 de diciembre de 1926, se estimó oportuno la disolu¬ción de la junta del hospital, pasando desde entonces su control al ayuntamiento, a través de la Junta de Sanidad.

PRADO MARTÍNEZ, Miguel Ángel del (1992). La casa-hospital de Aldeanueva de Ebro, La Brújula: Guía informativa de Aldeanueva de Ebro, n. 21 (nov. 1992)

lunes, 27 de octubre de 2014

Anarquistas en Aldeanueva de Ebro

1.- De la creación del Sindicato Único a la clandestinidad

En el II Congreso de la CNT celebrado los días 10 al 18 de diciembre de 1919 se estableció que su base organizativa serían los sindicatos de ramos e industrias si bien en las localidades más pequeñas los trabajadores debían agruparse en sindicatos únicos. No tardarían los anarquistas aldeanos en acomodar su estructura organizativa al modelo establecido, constituyendo un Sindicato Único de Trabajadores cuyo primer acto público fue la celebración el día cuatro de abril de 1920, festividad de la Pascua de Resurrección, de un mitin de propaganda sindical en la plaza de toros.


Atendiendo a su ideario, como anarquistas cuestionaban todos los fundamentos del sistema político, social y económico propugnando la abolición del Estado, de la propiedad privada, de las clases sociales, del trabajo asalariado, teniendo como objetivo conseguir una sociedad libre e igualitaria a través de la propiedad comunitaria y regida por la máxima de “cada uno de acuerdo con sus capacidades y a cada uno de acuerdo con sus necesidades”. Este era un sindicalismo revolucionario que defendía su proyecto al margen las instituciones políticas y parlamentarias mediante la acción directa, lo que suponía el enfrentamiento directo con patronos y autoridades sin instancias intermedias.

La actividad en este primer periodo se caracterizó por la violencia de sus acciones, sucediéndose catorce incendios en los meses de julio y agosto, y alcanzando su punto álgido con la colocación la noche de Todos los Santos del año 1920 de dos bombas, una de ellas en la Sociedad de Recreo “La Constancia”, sede social de la Federación Patronal de la localidad y la otra en la Plaza del pueblo.

Como consecuencia del atentado el sindicato desaparecerá formalmente continuando su actividad en la semiclandesitinidad durante 11 largos años.

2-. De la legalización a la represión

Será con la llegada de la II República cuando resurja el Sindicato Único. Apenas habían pasado 15 días de su proclamación cuando el 3 de mayo de 1931 Claudio Cunchillos impartía una conferencia sobre sindicalismo y anarquismo y el 17 de junio se legalizaba el sindicato con Claudio Cunchillos Vergara, Salomé del Río y Gregorio Izquierdo Martínez como cabecillas más visibles y estableciendo su sede en la Calle Pi i Margall número 41, donde comenzaran a reunirse y a celebrar actos de afirmación anarcosindicalista.

El año 1932 lo iniciarán con una huelga en protesta por los sucesos de Arnedo y que llevó al cierre de la fábrica de alcoholes de José Mª Berenguer. Ese mismo año 1932 dejaran su sede, pero no comunicaron al ayuntamiento la dirección de la nueva, lo que motivó la intervención del alcalde en la sesión de 31 de enero de 1932, quien exigió cumplir la orden del gobernador civil para formar un registro de asociaciones. Ante su negativa, el 28 de febrero el Sindicato Único será disuelto obligándoles, una vez más, a actuar en la semiclandestinidad lo que no impidió que durante ese mismo año desarrollasen una intensa actividad propagandista sucediéndose las celebraciones en el Teatro Cervantes de mítines de afirmación sindicalista, contra las deportaciones, la clausura de sindicatos y la persecución de las prensa obrera, de una conferencia sindical y educativa y de una asamblea para tratar asuntos de interés para la clase obrera.

Ya en octubre de 1933, y tras un periodo de radicalización cuyo punto culminante fue el sabotaje de las elecciones municipales del mes de abril, reunidos en asamblea general en el Teatro Cervantes abordaron su legalización, aunque está no se llevó a efecto. El último acto público que celebrarían ese año sería un mitin antielectoralista en vísperas de las elecciones a Cortes.

Durante el bienio negro con la derecha en el poder central y con sus rivales ugetistas en el gobierno municipal, los anarquistas se sumieron en la clandestinidad, de la que no saldrán hasta que se produzca el triunfo del Frente Popular el 16 febrero de 1936. Así, apenas un mes más tarde, el 10 de marzo, una comisión reorganizadora formada por Claudio Cunchillos, Epifanio Montiel y Ángel Ruiz presentarán ante el Gobierno Civil el reglamento por el que se había de regir el Sindicato Único. A partir de entonces la presencia de la CNT en la vida política y social del pueblo fue en ascenso, así como el número de sus afiliados, que en mayo de 1936 llegaba nada menos que a 170. 

Un mitin celebrado en el Teatro Cervantes un mes antes de la sublevación militar sería el último acto público de los anarquistas aldeanos. A partir de entonces la brutal represión (39 militantes de la CNT serán asesinados) y el olvido será el futuro que les esperaba.

jueves, 23 de octubre de 2014

Llega II República, y la fiesta se cuela entre el caciquismo y las llamadas al orden público

1.- Pervivencia de maniobras caciquiles

El 14 de abril de 1931 se proclamaba la II República en España y el rey Alfonso XIII se marchaba al exilio parisino. Dos días antes los republicanos habían ganado en la mayoría de las capitales de provincia unas elecciones municipales que se convirtieron en un plebiscito entre monarquía y república.


Pero un cambio tan radical del sistema político no debe ocultar la pervivencia, sobre todo en el medio rural, de unos usos y costumbres políticos que incluía maniobras caciquiles como el “encasillado local” y que en virtud del artículo 29 de la ley electoral de 1907 permitía que mediante pactos previos los grupos de poder local se repartiesen los puestos de concejales sin necesidad de celebrar elecciones, impidiendo de este modo la participación popular. Mediante esta artimaña, en las elecciones del 12 de abril serían proclamados cerca de 22000 concejales, de los que 18400 eran monárquicos. Aunque en una pequeña proporción, la aplicación del artículo 29 también permitió la entrada en algunos consistorios de republicanos y socialistas por la vía del pacto, y esto fue precisamente lo que ocurrió en Aldeanueva de Ebro.

En esta localidad riojana, y como venía siendo habitual, los grupos de poder local lograron la componenda necesaria para presentar el mismo número de candidatos que de concejalías a cubrir, por lo que los aldeanos no pudieron acudir a las urnas. El germen del antipoliticismo se seguía alimentando. En esta ocasión la excepcionalidad fue que los designados eran todos republicanos. ¿Pero cómo consiguieron imponer sus candidaturas? La respuesta está en el hecho de que los republicanos aldeanos, muy activos desde comienzos del siglo XX habían conseguido articular unas estructuras y unas bases sociales que obligaron a los notables locales a aceptarlos; a la propia fuerza había que sumar las debilidades ajenas, así tal y como señala José Luis Gómez Urdánez las tensiones entre los concejales de los últimos ayuntamientos, las dimisiones de los ediles y el descrédito general de la dictadura y la monarquía habían abierto una brecha por la que entrarían los republicanos del pueblo con el apoyo de algunos liberales y reformistas reconvertidos ante la inminencia del cambio político.

 Foto: José Luis Gómez Urdáñez

De esta manera Toribio Ocón Rubio, Nemesio Ocón Rubio, Juan Calvo Jiménez, Sebastián Ruiz Fernández, Félix Martínez Ruiz, Buenaventura San Estanislao Ruiz, Casto Gutiérrez Librada, Vicente Jiménez Gutiérrez, Pablo Jiménez Ruiz y Demetrio Ramírez Ruiz, todos ellos pertenecientes al Partido Republicano Radical Socialista se hacían con el ayuntamiento de Aldeanueva de Ebro. Pero la aparente unidad de una corporación formada en torno a las siglas de un partido político, escondía unos difíciles maridajes y unas complicadas componendas entre diferentes intereses, sensibilidades e ideologías que no tardarían en ponerse de manifiesto. La dimisión de dos alcaldes en el plazo de un solo año refleja bien a las claras la inestabilidad de esta primera corporación republicana.

2.- La fiesta

La República llegó con celebraciones populares en la calle, en medio de un ambiente festivo lleno de esperanzas en el cambio. La multitud se echó a la calle cantando el Himno de Riego y La Marsellesa. Y Aldeanueva de Ebro no fue una excepción, y así lo dejó manifiesto el nuevo alcalde, Toribio Ocón Rubio, quien en un oficio enviado el 16 de abril al Gobernador Civil de la provincia le informaba de que: 
la proclamación de la República en España ha sido acogida con gran júbilo y entusiasmo en esta villa, y desde las primeras horas de ayer la banda municipal recorrió las calles del pueblo al grito de “viva la República”, ondeando seguidamente la bandera tricolor en el balcón del ayuntamiento. Tan feliz acontecimiento el pueblo lo celebró durante todo el día.
Foto: José Luis Gómez Urdáñez

Pero la fiesta no duraría mucho y las enormes expectativas de mejora de vida que el cambio de régimen político había creado entre obreros y campesinos pronto chocó contra la realidad de una profunda crisis económica que llevó al desempleo a muchos trabajadores del campo quienes por otra parte no podrán emigrar a las ciudades donde también escaseaba el trabajo. 

3.- Orden público

La República se encontraría con enormes dificultades para consolidarse. A la difícil situación económica y social ya señala había que añadir el antirrepublicanismo de los sectores más influyentes de la sociedad como hombres de negocios, industriales, terratenientes, la Iglesia y el propio ejército.

Ante la importancia de los desafíos a los que se enfrentaban, el orden público se convertirá en una obsesión para las autoridades republicanas. Una obsesión que aunque estaba fundamentada, la discrecionalidad y la brutalidad con la que se defendió, pronto minó el prestigio del régimen republicano. En este sentido, ya el mismo día 15 de abril, mientras los aldeanos como otros muchos españoles estaban festejando la llegada de la República, el Gobierno Provisional se dotaba de un estatuto jurídico que le otorgaba plenos poderes incluyendo la posibilidad de suspender las libertades y los derechos ciudadanos sin intervención judicial. Por su parte se entregaba la defensa del orden público a la Guardia Civil quien tal y como señalan Julián Casanova y Carlos Gil Andrés demostró que no sabía mantener el orden sin disparar.

El mismo día 15 de abril, el ministro de Gobernación destituirá a 50 gobernadores civiles y nombrará a otros 50 afines al nuevo régimen. Era el momento de dejar clara las posiciones, es por ello por lo que Toribio Ocón Rubio, el nuevo alcalde de Aldeanueva de Ebro, el día 16 de abril notificaba al Gobernador Civil que el ayuntamiento estaba al servicio de la República, y por otra parte informaba a sus convecinos mediante un bando de la instauración de la República bajo la presidencia de Niceto Alcalá Zamora, así como su nombramiento como alcalde y por lo tanto “encargado de la administración municipal y orden público en esta villa”.

Foto: José Luis Gómez Urdáñez

El bando de la alcaldía, era sin ningún lugar a dudas una llamada al orden establecido “confío en vuestro respeto al gobierno constituido y a sus representantes” y una advertencia velada de su intención de hacer mantener ese orden “creo que no me veré precisado a llamar la atención de mis conciudadanos por contravenir a las órdenes circuladas; el orden, el respeto, la moralidad y cuantas virtudes adornan a los hombres de sana educación y buen sentido es lo que os recomienda tengáis en cuenta”.

16 de abril de 1931. La fiesta se había acabado.

lunes, 20 de octubre de 2014

Huelga en protesta por los sucesos de Arnedo de enero de 1932

En el mes de abril de 1931 el empresario arnedano Felipe Muro despedía a varios trabajadores de su fábrica de calzado al parecer por negarse a votar a las candidaturas monárquicas en las elecciones municipales. Tras varios meses de negociaciones entre UGT y el patrón, no fue posible llegar a un acuerdo. Ante esta situación el sindicato socialista convocó a los trabajadores de Arnedo a una huelga general el 5 de enero de 1932 “para pedir el pan nuestro y el de nuestros hijos, que esos patronos sin entrañas quieren arrebatarnos.”


Pero ese mismo día se reunieran en el ayuntamiento de Arnedo el gobernador civil, el alcalde, varios concejales, el jefe de la comandancia de la Guardia Civil y algunos patronos decidiendo readmitir a los despedidos. Para ratificar el acuerdo y poner fin al largo conflicto, los delegados sindicales se fueron a reunir en el ayuntamiento con los patronos. Una muchedumbre de trabajadores acompañados por sus familias se congregó en la plaza de la República, donde coincidirán con 25 guardias civiles a quienes comienzan a insultar. La reacción de la Guardia Civil fue disparar contra la multitud sin mediar ningún tipo de advertencia. Cuatro mujeres, un niño de cuatro años y un hombre caerán muertos en el suelo de la plaza. Días después los muertos seguirían aumentando hasta once. El balance se completó con unos 45 heridos, que aunque salvaron su vida, quedaron para siempre mutilados.

Los hechos conmocionaron a toda España, llegando incluso a las Cortes. Las reacciones no se hicieron esperar. El presidente de la República Manuel Azaña destituirá al director general de la Guardia Civil, el general José Sanjurjo. El alcalde de Arnedo y el gobernador civil de la provincia dimitirán. Las manifestaciones de protestas y los paros se sucedieron por toda la geografía española, y como es lógico muy especialmente en La Rioja donde se convocó una huelga general el día 7 de enero que provocó el paro de las fábricas y talleres.

En Aldeanueva de Ebro también se hizo seguimiento de la huelga general y los sindicatos UGT y CNT de manera conjunta obligaron el día 7 de enero de 1932 a cerrar la fábrica de alcoholes de José Mª Berenguer, la única industria que había en la localidad.
“En la villa de Aldeanueva de Ebro a las ocho de día siete de enero de mil novecientos treinta y dos, al efectuarse el relevo de los obreros en la fábrica de alcoholes de D. José Mª Berenguer se presentaron una representación de la UGT y de la CNT rogando al propietario y obreros que suspendiesen los trabajos en la referida fábrica, pues se había acordado declarar la huelga general en la provincia como protesta por los sucesos ocurridos en Arnedo, habiendo accedido los obreros al paro, por lo cual el fabricante referido se ha visto precisado a suspender la destilación durante veinte y cuatro horas, levanto la presente acta que firma con dos testigos y el alcalde o representante según ordena el artículo 47 del vigente reglamento para la administración y cobranza de la renta de alcohol.
José Mª Berenguer. Babil Díaz.
El alcalde Juan Calvo.
Roberto Gutiérrez.”