viernes, 5 de junio de 2009

A vueltas con nuestro futuro profesional

El pasado día 21 de mayo los documentalistas aragoneses reunidos en un foro organizado por ANABAD Aragón dentro de las XI Jornadas Españolas de Documentación FESABID 2009, manifestamos incertidumbre sobre nuestro futuro profesional dentro de las empresas.

Así en mi participación titulada “El documentalista en la empresa”, aportaba datos que confirmaban la poca demanda que actualmente existe en Aragón de documentalista para incorporarse a las empresas. El contrapunto lo ofreció Jorge Serrano Cobos, quien como consultor en gestión y arquitectura de información de la empresa valenciana MASmedios.com destacó como este es un perfil con demanda creciente, poniendo como ejemplo lo que estaba ocurriendo en la Comunidad Valenciana.

Los claroscuros sobre nuestro futuro profesional también quedan manifiestos en el último número de la revista El Profesional de la Información dedicado de manera monográfica a los centros y servicios de documentación en los medios de comunicación.

Los claros los presentan Silvia Ripoll Mont y Luisa Tolosa Robledo en “El documentalista de programas de televisión: horizontes profesionales” para quienes los nuevos modos de acceso a la información y los nuevos medios de difusión benefician y abren caminos a los documentalistas audiovisuales, lo que se manifiesta en la proliferación de documentalistas freelance que con espíritu emprendedor crean empresas especializadas en internet.

Pero una situación muy diferente es la que se está viviendo dentro de las redacciones. Así Josep Lluís Micó Sanz, Pere Masip Masip y José Alberto García Avilés en “Periodistas que ejercen de documentalistas (¿y viceversa?)” señalan las repercusiones que para los centros de documentación y sus profesionales están teniendo la digitalización de las redacciones.
En algunos círculos profesionales existe la sensación de que los centros de documentación son superfluos, a causa de la pujanza de internet, que proporciona gran cantidad de datos gratuitamente"
En este artículo se remarcan tanto la “transparencia” de estos profesionales dentro de las redacciones, como el desconocimiento entre ciertos periodistas del perfil real de los documentalistas y de su función de apoyo a los redactores, manteniéndose una visión reduccionista del documentalista como mero organizador y guardián del archivo

Todavía más pesimista es la perspectiva que nos ofrece Nora Paul en “Elegía del centro de documentación de prensa” , según la cual en Estados Unidos los documentalistas de prensa son una profesión en claro declive, de manera que muchos de los centros de documentación de las redacciones han desaparecido o están agonizantes. Así a título de ejemplo señala como The Wall Street journal ha cerrado su unidad de documentación, y como la plantilla del Philadelphia pasó de 15 a 2 personas.

Y si los datos resultan preocupantes, más me lo parece las reflexiones realizadas por Tim Rozgonyi, director de documentación del St. Petersburg times, recogidas en el artículo de Nora Paul:
“Los documentalistas de prensa tenemos una perspectiva totalmente distinta de la de las redacciones en las que trabajamos. Nosotros realizamos un servicio, que no se considera necesariamente un valor básico para procesar las noticias."
Y este creo que es sin ninguna duda el peligro que debemos evitar, realizar servicios o/y productos que puedan ser considerados innecesarios. Nuestro cometido no es prestar servicios que en nuestra opinión sean de la máxima calidad y utilidad para la organización en la que trabajamos, sino aquellos servicios que realmente son necesarios y que son demandados por nuestros usuarios.

Por otra parte los cambios que se están produciendo tanto en la documentación digital como en los usuarios de la información digital, nos obliga a evolucionar. En este sentido Jesús Tramullas en el VIII Congreso de ANABAD señalaba dos opciones futuras para los centros y especialistas de la información:
  • Integración. Las unidades de información y documentación se especializarán en sus nichos de actividad, planificando y desarrollando productos y servicios de información destinados a grupos particulares de usuarios, y especialmente orientados a la satisfacción de sus necesidades.
  • Desintegración. En otros contextos, los centros de información y documentación no podrán mantener su actividad como unidades diferenciadas, y se verán obligados a desintegrarse como tales, siendo sus funciones asumidas por otras unidades o servicios. Los profesionales pasarán a desarrollar su actividad en el marco de proyectos o servicios, y deberán aplicar sus competencias a problemas de gestión de información de diferentes tipos.
Una de las consecuencias de la desintegración será el aumento de profesionales que desarrollen su actividad de forma autónoma, como especialistas o consultores externos. Una tendencia que como hemos visto señalaban Sivia Ripoll y Luisa Tolosa para los documentalistas audiovisuales, y que también dejaba manifiesta Jorge Serrano Cobos en el foro de los documentalistas aragoneses.

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