jueves, 13 de mayo de 2010

Siguiendo a la liebre

El pasado domingo 9 de mayo se celebró la media maratón de Zaragoza , y en ella casi 1800 corredores terminamos los 21.097 metros reglamentarios. Como ocurre en este tipo de carreras populares la participación es variopinta yendo desde corredores profesionales capaces de terminarla en poco más de una hora hasta corredores populares para los que finalizar el recorrido ya es un reto suficiente.


Pero de entre todos los corredores que en la fresca y húmeda mañana del domingo ocupamos las calles de Zaragoza merecen especial mención las cinco “liebres” que se encargaron de marcar un ritmo de carrera a quienes quisieron conseguir marcas de 1h. 25´, 1h.30´, 1h.35´, 1h.40´ o 1h.45´.

En mi caso tuve el placer de seguir el ritmo que Jesús Arroyo nos marco a quienes nos conformábamos con llegar a la meta en 1hora y 45 minutos. A Jesús ya lo había seguido en la “I maratón de Zaragoza” celebrada el año 2007, y debo reconocer que fueron sus continuos chascarrillos lo que me ayudaron a soportar los 42 interminables kilómetros.

Y es que Jesús no sólo es un gran corredor si no que es un auténtico “showman”.

En esta ocasión Jesús corrió con un enorme globo naranja en el que se indicaba el tiempo a conseguir, complementado con una larga vara que se había colocado a la espalda rematada con un banderín azul para que en todo momento fuera localizable y armado con un altavoz para que todos lo pudiéramos escuchar.

Jesús no sólo marcó un ritmo adecuado para conseguir la marca, con lo que hubiera cumplido sobradamente con su cometido como liebre, sino que además fue dando consejos y realizando indicaciones “técnicas” para ir superando la prueba: cambios de ritmo en las subidas o bajadas, colocación para luchar o aprovecharse del viento, estiramientos de los músculos durante la carrera … Pero sus comentarios fueron mucho más allá, pues de hecho la boca no le calló en toda la carrera, y los ánimos a los corredores se fueron alternando con noticias deportivas, con el próximo calendario de pruebas atléticas, con comentarios sobre los sitios por los que pasábamos … de manera que el rato se fue pasando de lo más ameno. Memorable sus comentarios en los dos últimos kilómetros apelando a nuestra memoria genética para no desfallecer en el último momento y terminar la prueba con el ritmo deseado: “seguro que hace 60 años vuestros padres o abuelos tenían que recorrer está distancia por las mañanas, pero no por capricho, sino para ir a trabajar”.

Muchas gracias Jesús.

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