La pasada semana pude disfrutar de cuatro días de vacaciones en compañía de dos buenos amigos como son Nacho y Pepe, y juntos recorrimos en bicicleta el Camino Natural del Ebro en el tramo entre Zaragoza y Miranda de Ebro.
Como los días en el mes de noviembre son muy cortos, y pretendíamos no solo hacer deporte sino sobre todo disfrutar de la gastronomía y de los vinos de la zona, nos planteamos unas etapas tranquilas.
El primer día nos desplazamos en tren hasta Ribaforada y allí comenzamos una etapa que nos llevó hasta Aldeanueva de Ebro, pasando por El Bocal donde nace el Canal Imperial de Aragón, Tudela, Castejón de Ebro, Alfaro y Rincón de Soto.
Un camino completamente llano, tapizado en todo el recorrido por las hojas amarillas de los chopos.
El Bocal. Presa vieja (S.XVI)
Plataforma sobre el Ebro
La Mejana de Mosquera
El Ebro, majestuoso
El segundo día desde Aldeanueva de Ebro fuimos hasta Logroño por la margen izquierda del río y pasando por Calahorra, San Adrián, Lodosa y Mendavia. Pese a la previsión de lluvias, sólo sufrimos un fuerte chaparrón al comienzo de la etapa.
Tras superar la huerta riojabajeña y de la ribera navarra por amplios y bien señalizados caminos, la ruta continuó entre Mendavia y Logroño por tramos incómodos en los que se suceden estrechas sendas bordeadas de zarzas y caminos con piedras de gran tamaño que dificultan la marcha.
Nacimiento del Canal de Lodosa
Nacimiento del Canal de Mendavia
En Logroño, como no podía ser de otra manera, ronda por la calle Laurel y la calle San Juan.
El tercer día nuestro destino fue Haro. En esta etapa el perfil ya varió y la llanura del camino de los dos día anteriores dio paso a un sube y baja de escaso desnivel pero que al final del día hacían resentirse las piernas.
En esta etapa, que atraviesa el corazón de La Rioja Alta, pudimos disfrutar de todo el esplendor cromático de las viñas en otoño. Un auténtico espectáculo. El camino nos llevó por El Cortijo, Cenicero, Torremontalbo, San Vicente de La Sonsierra y finalmente Haro. Una tormenta a pocos kilómetros de San Vicente de La Sonsierra, nos supuso una buena mojadina y “nos obligó” a tomarnos unas cañas en San Vicente. Allí los lugareños nos advirtieron de que “agua al mediodía, agua para todo el día”. Afortunadamente el refranero no estuvo muy acertado.
En Haro visita a las bodegas, ronda de vinos y tapeo generoso y para cenar cordero asado en la “Casa Terete”. Unos pacharanes en la plaza nos garantizaron un sueño profundo durante toda la noche.
Por los viñedos de Cenicero
El Ebro a su paso por el puente medieval de San Vicente
Vista de Briones desde la orilla del Ebro
El cuarto y último día una etapa corta pero muy dura, nos llevó desde Haro hasta Miranda de Ebro, ascendiendo en primer lugar hasta las inmediaciones de la ermita de San Felices, frente a las Conchas de Haro, para seguidamente descender por una bonita pista hasta las salinas de Herrera, y de allí subir por una senda trialera de fortísima pendiente al collado de Gobera. Desde este collado una trocha maderera cuya pendiente hace imposible ir subido en la bicicleta nos llevó hasta Ircio “el balcón de Castilla”, para finalmente llaneando llegar hasta Miranda de Ebro.
Por los caminos de Haro
Vista de las Conchas de Haro
Salinas de Herrera
El Ebro a su paso por Ircio, con la sierra de Toloño al fondo
En Miranda de Ebro visita a un túnel de lavado para adecentar las bicicletas, ronda y tapeo de mediodía, y tren de regreso a Zaragoza.
1 comentario:
HOLA, voy a hacer el camino del Ebro de subida desde Pina Ebro hasta Fontibre. Me iria bien tener descripción detallada del camino en este sentido, pues la guia del GR describe en sentido inverso hacia la desembocadura. gracias
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