jueves, 5 de noviembre de 2015

Juan Fernández de Vallejo y el retablo de Aldeanueva de Ebro (La Rioja)

Se ha venido afirmando que el retablo de Aldeanueva de Ebro es obra de Arnao de Bruselas y Pedro de Troas, como así queda de manifiesto en el magnífico trabajo de Mapi Gutiérrez. No obstante en su manufactura se han observado diferentes manos, no siendo fácil la atribución de la autoría de todas sus tallas. Un reciente artículo del historiador del arte Aurelio A. Barrón  aporta algo más de luz a la compresión de este retablo. Según Barrón, la finalización del retablo le correspondió a Juan Fernández de Vallejo (1532-1601), autor fundamental en el desarrollo de la escultura romanista del Norte de España, siendo este retablo precisamente la primera obra romanista de este escultor como autor independiente. Entre las escenas que Barrón atribuye a Fernández de Vallejo están la Asunción, El Calvario, la figura de Cristo las imágenes de San Juan Bautista y Moisés, o la escena de la Visitación. 

La Asunción. Atribuida a Juan Fernández de Vallejo

Así, según Barrón, tras la muerte de Arnao de Bruselas producida a finales del año 1564, Juan Fernández de Vallejo adquirió la casa y el taller que el maestro flamenco había tenido en Logroño desde el año 1553, junto con las herramientas, dibujos, trazas y modelos.

Unos meses después de que Fernández de Vallejo se hiciera con el obrador, el 7 de noviembre de 1565, los escultores Pedro López de Gámiz y Martín de Bandoma tasaron el retablo mayor de Aldeanueva de Ebro, contratado por Pedro de Troas y Arnao de Bruselas. Lo valoraron en 4.456 ducados, de los que afirmaban que 306 correspondían a cinco historias realizadas por Arnao y el resto a Troas. No obstante, y siguiendo con la opinión de Barrón, la mano directa del flamenco no se encuentra en ninguna de las figuras del retablo, si se exceptúa parcialmente la figura del titular de la parroquia, San Bartolomé. Ciertos estudiosos se han inclinado por relacionar con Arnao las escenas del banco y otros, con los relieves del primer cuerpo, que son de mayor calidad y modernidad. La tasación de Gámiz y Bandoma estimó en un valor escaso las cinco historias que correspondían a Arnao, pues salen a una media de 61 ducados, mientras que las demás escenas duplican ampliamente ese valor. Desde este punto de vista cuantitativo, no habría que buscar las mejores escenas -que serían las más valoradas por los tasadores- como las realizadas mientras Arnao participaba en esta obra. Además, es normal que el retablo se comenzase a realizar por el banco, de modo que es probable que los tasadores compensaran a los herederos del flamenco -una viuda y un menor, ambos en difícil posición para plantear la defensa de sus intereses- con los relieves de la parte inferior del retablo que evidentemente no son fruto directo de la gubia del maestro, aunque fueron labrados mientras dirigía el taller.

En el retablo se observan unas tres o cuatro manos principales diferentes que guardan relación con el taller de Arnao. Por su parte, algunas figuras ofrecen rostros anchos y mandíbulas marcadas, que pueden pertenecer a un artífice que colabora tanto con Arnao como con Andrés de Araoz. Para Barrón, lo más relevante es que a excepción del banco y de la figura de San Bartolomé, se advierte la mano de Juan Fernández de Vallejo con mayor o menor intensidad. Así a Vallejo le ha de corresponder la Asunción plenamente romanista y sin ningún precedente en la zona. Como, con seguridad, no estaba prevista en la traza, el Abad y el Mayordomo solicitaron una visura especial de esta composición, que fue calificada por los tasadores como “muy buena y perfeta y de mano de los mejores officiales que ay en este Reino”, aunque tuvieron que transigir con que se añadieran alitas a los ángeles que rodean a María. El Calvario sigue la composición de Arnao para el trascoro de la Seo de Zaragoza y la excelente figura de Cristo hubo de salir de la gubia de Fernández de Vallejo. También serían suyas las imágenes de San Juan Bautista y Moisés, los soberbios Apóstoles, la escena de la Visitación y algunas imágenes de la Quinta Angustia donde el apóstol San Juan adopta la pose del David de Miguel Ángel y las figuras principales siguen grabados hechos a partir de la Pietà del Vaticano. Participa igualmente en los magníficos relieves del primer cuerpo e, incluso, ha de ser idea suya romper la línea del entablamento en la caja de la Asunción, animar el retablo y disponer niños desnudos afrontados que aquí ocupan los pedestales del cuerpo dedicado a la Asunción, pues no hay posibilidad de acomodarlos sobre las vertientes de frontones.

El retablo de Aldeanueva es la primera obra romanista de Juan Fernández de Vallejo como autor independiente, aunque se vio obligado a desplegar la escultura en la cuadrícula de un retablo manierista.

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